miércoles, 25 de noviembre de 2009

Los cuadernos Moleskine


Los cuadernos de notas Moleskine han sido, desde hace mucho, los preferidos por los escritores, periodistas y dibujantes. Existe una gran variedad de modelos, tamaños y colores, todos aptos para desarrollar la creatividad bien con relatos, poemas, dibujos, anotaciones, para pegar pequeñas fotos o recortes, o por qué no, para dejar escapar la mente en forma de garabato o de frases sueltas con muchos tachones, que acabarán desembocando en un maravilloso dibujo o un interesante relato.




Los hay bastante curiosos, como los dedicados a guías de ciudades (serie Moleskine City), como por ejemplo éste dedicado a Tokyo:



O éste otro en rojo, dedicado a la National Gallery de Londres:


Existen webs enteras dedicadas a que los usuarios de los cuadernos Moleskine cuelguen fotos con sus anotaciones o dibujos, como éstas:






















Aquí encontraréis un montón, y aquí hay auténticas maravillas...

Pero, ¿de dónde viene la tradición de los cuadernos Moleskine? Se denomina moleskin al tipo de tela que cube las tapas de los cuadernos, y hoy en día fabricados por la firma italiana Modo&Modo. Entre los famosos que usaron cuadernos Moleskine se encuentran Picasso, Van Gogh, Matisse y Hemingway, y actualmente Neil Gaiman.


Moleskine utilizado por Picasso

Aunque el más famoso de todos los poseedores de un Moleskine fue sin duda Bruce Chatwin, un novelista y escritor de viajes inglés. De hecho, los que Chatwin tuvo fueron fabricados por un conocido suyo de París que murió sin que se conociera el secreto de la fabricación de sus cuadernos, aunque los Moleskine actuales fueron creados gracias a las indicaciones que más tarde daría el propio Chatwin.



Bruce Chatwin, escritor inglés (1940-1989)

Chatwin tuvo una vida muy intensa. Trabajó para la famosa casa de subastas Sotheby's, llegando a ser director de la compañía y todo un experto en arte impresionista. Se dice que llegó incluso a tener problemas en la vista por la manera tan minuciosa que tenía de examinar los cuadros y, de hecho, fue tras volver de un viaje lejano (a Sudán, concretamente) recomendado por su oftalmólogo para descansar el esfuerzo al que sometía su vista, cuando quedó desencantado del arte y decidió dedicarse a la arqueología, abandonando Sotheby's definitivamente en 1966. Aparte de Sudán, viajó al estado africano de Benín, Australia, Gales, visitó Praga, la Patagonia... Sus obras son catalogadas como cuadernos de viaje donde queda totalmente desdibujada la frontera entre lo que es realidad y lo que es ficción, y tratan temas muy curiosos, desde el comercio de esclavos, los mitos de los aborígenes, la vida de dos hermanos gemelos que vivían aislados del progreso del siglo XX, o la historia de un hombre obsesionado con coleccionar porcelana. Tras morir de SIDA en 1980, las cenizas de Chatwin fueron esparcidas junto a una capilla bizantina en el Peloponeso. Fue un hombre impulsivo, creativo y apasionado, y todo quedó plasmado en sus cuadernos. Es quizá esa misma pequeña ansiedad por tener un soporte duradero en el que permanezcan las ideas o los sentimientos lo que lleva a la gente actualmente a comprar cuadernos Moleskine.

Para terminar, os dejo con dos fotos de mis propios cuadernos Moleskine. Unos los utilizo para prosa, el negro para poesía.




lunes, 16 de noviembre de 2009

Azul Hockney


David Hockney es un pintor inglés. Su apellido ha dado nombre a una tonalidad de colores que recientemente pudieron verse en las pasarelas. Concretamente el azul Hockney es un azul empleado por él en una serie de cuadros que hizo sobre piscinas de Los Ángeles, terrazas de chalets de Beverly Hills y Hollywood durante los años 60 y 70, y donde intentó reflejar la intensidad de las aguas de las piscinas, un azul vibrante y artificial, casi de plástico, en contraste con el azul espontáneo e impuro del mar.



A Large Diver (Paper Pool 27), 1978


A Bigger Splash, 1967



Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), 1971


Peter getting Out of Nick's Pool, 1966


Nick Wilder, 1966


Picture of a Hollywood Swimming Pool, 1964

Pese a que no aparece en él piscina alguna, una de las obras más curiosas de Hockney, actualmente en la galería Tate de Londres (siendo uno de los cuadros más contemplados), es el retrato del señor y la señora Clark y el gato Percy. En él aparecen Ossie Clark, diseñador de moda, y su, por aquel entonces esposa, Celia Birtwell, diseñadora textil. Clark y Birtwell formaron una de las parejas más interesantes de la industria de la moda inglesa durante los años 60 y parte de los 70. Diseñaron ropa para los Beatles, Jimmy Hendrix, Twiggy, Marianne Faithful, y la aristocracia inglesa.



La mítica modelo Twiggy luciendo un diseño de Ossie Clark



Algunos diseños de Ossie Clark



Algunos diseños de Celia Birtwell


Foto de Vogue UK de Penelope Tree, una de las modelos favoritas de Clark


Curiosa hoja de costes y detalles de un diseño de Clark



El mismo Clark posando con la modelo Chrissy Shrimpton (novia de Mick Jagger). El conjunto, que mezcla patrones produciendo un curioso efecto visual, es, como no, del propio Clark


Pero echemos un vistazo al cuadro de Hockney:



En el cuadro, la pareja mantiene cierta distancia entre ellos. Ella de pie, él sentado, con un gato blanco en su regazo, que, ajeno al momento, mira al exterior de un balcón en el que se divisan los árboles de un jardín de Notting Hill iluminado por un intenso sol. Junto a él, un teléfono y una lámpara, y junto a ella, un inquietante libro amarillo sin título que rompe completamente con el esquema de colores del cuadro, y también un jarrón con lirios, flor comúnmente asociada a la pureza femenina en los cuadros sobre la Anunciación (de hecho ella estaba embarazada en el momento del retrato). El cuadro que aparece junto a ella es del propio Hockney, su interpretación de "A Rake's Progress" de W. Hogarth.

Él está fumando con una pose aparentemente relajada, distendida, incluso va descalzo sobre la alfombra, pese a que su mirada está tensa y centrada en el espectador, a quien contempla fijamente incluso con cierta desconfianza o recelo. Ella tiene uno de sus brazos apoyado sobre su cadera, su pose resulta quizá menos natural y más forzada, pese a que su expresión facial es más tranquila, incluso se adivina una leve y misteriosa sonrisa, algo cansada o quizá melancólica. Nada en ellos nos hace pensar que sean pareja, más bien al contrario, sólo encontramos diferencias entre ellos, ninguna complicidad (de pie/sentado, pose forzada/pose demasiado cómoda, incluso los objetos despiertan sensaciones encontradas), es una especie de matrimonio anti-Arnolfini, ni siquiera se miran o se tocan, de hecho están en posición opuesta al famoso cuadro. El gato representa la infidelidad y la envidia, contrariamente al perro de los Arnolfini, que representaba la fidelidad.



La enigmática mirada de Ossie Clark

De hecho el matrimonio de los Clark apenas duró cinco años, acabó poco tiempo después de terminar el cuadro, según rumores, debido a la bisexualidad de Clark. El cuadro oculta una trágica historia: después del divorcio, Clark se volvió drogadicto, se enamoró de un artista que pronto murió de SIDA, perdió el rumbo de su vida y su brillante carrera, y se declaró en bancarrota a principios de los 80. Sus diseños románticos y llenos de color ya no interesaban, era el momento del punk y el rock, el momento de Vivienne Westwood. Quince años después consiguió reconducir su vida, hasta que se enamoró perdidamente de un joven italiano, que acabó asesinándole salvajemente un año después.


Celia Birtwell mirando al espectador

La historia de Celia tuvo quizá mejor final, al menos en el terreno laboral: después del divorcio, emprendió su carrera en solitario con notable éxito. Diseñó la colección de primavera/verano 2006 para la famosa cadena inglesa Topshop, y todas las prendas se vendieron de manera espectacular a los pocos minutos de abrir las tiendas.


Colección de Britwell para Topshop

Como curiosidad, el gato que aparece representado en el cuadro de Hockney no se llamaba Percy, era una gata llamada Blanche, pero Hockney pensó que el título quedaría mejor con el nombre Percy en él.

En cuanto a la repercusión del azul Hockney en pasarela (ahora quizá destronado por el azul Klein, en relación a Yves Klein, pintor dadaísta), quizá el ejemplo más representativo y cercano sea el de la colección de Antonio Miró mostrada en Gaudí en 2005, donde la mayoría de modelos desfilaron con unas gafas muy parecidas a las gafas de bucear, y la pasarela simulaba ser el borde de una de esas piscinas americanas que tanto encandilaron al pintor.





Colección de Antonio Miró para Gaudí

Las prendas de Miró recogen muy bien el espíritu de Hockney, porque, ¿quién puede presumir de que su apellido da nombre a un color?

La actividad de Hockney no se centra únicamente en la pintura. También es grabador, escenógrafo, fotógrafo, diseñador… Algunas de sus obras reflejan cierto contenido homoerótico, la mayoría de los casos encubiertas por un sutil y misterioso velo sensual.

Actualmente, con más de 70 años de edad, David Hockney colabora con la revista política Standspoint.


El olivo de mis sueños




La mujer que aparece en la foto se llamaba Sanmao (1943-1991). Su verdadero nombre era Chen Ping, pero solía firmar sus novelas con el seudónimo Sanmao. Fue una importante escritora china que tuvo una relación muy intensa con España.

Desde pequeña ya destacó, incluso en una ocasión le comentó a sus profesores siendo una niña que a ella de mayor le gustaría dedicarse a recoger basura, que eso la haría feliz. También afirmó querer casarse con algún artista, como por ejemplo Picasso. Además, de niña leyó en secreto "El sueño de la Cámara Roja", un clásico de la literatura china tradicional, en clase, cuando los profesores escribían en la pizarra.

Durante la adolescencia, un profesor de matemáticas (asignatura que se le daba especialmente mal) decidió ridiculizarla un buen día, dibujando dos círculos negros alrededor de sus ojos y obligándola a caminar así por todo el recinto escolar. Debido a esto, decidió dejar de ir a clase, refugiarse más aún en la literatura y volverse una chica tímida e introvertida. Durante ese tiempo, se dedicó a leer, pintar, estudiar inglés y aprender a tocar el piano, ayudada por sus padres, que eran cristianos como ella.



Se trasladó con su familia a Taiwán, y después de estudiar Filosofía allí, dedicidió viajar sola a España, más tarde a Alemania (donde, en ocasiones, llegó a estudiar alemán más de 16 horas al día, hasta el punto que en 9 meses era ella la que daba clases de alemán) y después a Estados Unidos, para terminar de nuevo en Taiwán, donde ejerció de profesora de alemán hasta que su marido, también profesor de alemán, murió de un ataque al corazón.

Buscando quizá un poco de sí misma en el pasado, decidió de nuevo volver a España. Allí se casó con Jose María Quero y Ruiz, que aparece junto a ella en la primera foto, y con quien vivió ente Gran Canaria y el desierto del Sáhara, lugar que le apasionó y le inspiró para escribir su novela más famosa "Cuentos del Sáhara", en gran parte autobiográfica, y que no ha sido traducida al español, pese a gozar de un éxito enorme en China. Probablemente, la época que compartió con Jose María fue la más feliz de su vida.






El seudónimo de Sanmao, usado durante esta intensa época de escritora, significa literalmente 'Tres Pelos', y hace alusión a un personaje popular taiwanés de cómic llamado así por tener tres mechones, que vagaba por el mundo buscando un hogar y superando todas las dificultades, y con el que Chen Ping se sentía identificada desde niña.



Realmente, el romance entre Jose María y Sanmao empezó mucho antes, en su primer viaje a España, donde él se enamoró de ella, pero ella rehusó corresponderle debido a la diferencia de edad entre ambos. Cuando volvió a España y casualmente se encontraron en Madrid, él la llevó a su casa, donde ella descubrió que él había guardado todas sus fotos durante sus seis largos años de ausencia.



Desgraciadamente, en 1979, su marido se ahogó mientras practicaba submarinismo. Sanmao volvió afligida a Taiwán, donde trabajó como profesora en la Universidad, con notable éxito (sus clases siempre estaban llenas), y también dedicó gran parte de su tiempo a escribir el guión de la película "Red Dust", una historia de amor que transcurre durante la ocupación japonesa de Shanghai. Aquí puede verse un fragmento de 20 minutos de la película.

Lamentablemente, pese a que la película acaparó muchos premios, no obtuvo el premio del cine chino al guión, hecho que la decepcionó profundamente y donde, al parecer, había depositado muchas esperanzas.

Durante el rodaje de la película, Sanmao viajó por China (a estas alturas de su vida ya había viajado por más de 50 países), donde conoció a Wang Luobin, un famoso compositor que incluso llegó a escribirle una canción a ella. Tras no obtener el premio, Sanmao intentó volver a visitar a Luobin, pero él parecía estar ocupado trabajando siempre que ella quería verle. A su vuelta, ella padecía una extraña fiebre.

Enferma, acudió a un hospital, donde se sabe que le hicieron pruebas para detectar si tenía cáncer. Todas dieron negativo. Aún así, una noche pidió a una enfermera una pastilla para dormir y que no la molestaran durante la noche. A la mañana siguiente, la encontraron ahorcada con unas medias de seda.

Tras esta reseña de una muy interesante vida, os dejo con "El olivo de mis sueños", un poema que Sanmao escribió, dedicado a España y especialmente a su gran amor Jose (al que ella llamaba Hexi, Jose en chino):

No me preguntes de donde vengo,
mi origen es muy lejano.
¿Por qué vagabundear tan lejos?

Por los pájaros que vuelan,
por el arroyo que fluye en el valle,
por las vastas praderas,
pero sobre todo, sobre todo,
por el olivo de mis sueños.

Y como curiosidad, aquí dejo un relato ficticio de un supuesto fan chino de Sanmao que viaja a España a investigar sobre la muerte de José María Quero.