viernes, 23 de abril de 2010

San Jorge


¡¡¡Felicidades, Jorge!!!

Hoy es tu santo, y como sé que eres un católico ejemplar, y un absoluto fiel y seguidor de todas las tradiciones cristianas, ¡¡¡¡te felicito!!!! 



Pero déjame que en lugar de regalarte una rosa y un libro, que es lo típico, te regale en primer lugar un jazmín, porque me gusta cómo huelen. Lo sé, es una flor típicamente femenina, pero me resbala completamente, a mí me trae recuerdos de noches de verano adolescente, de sudor pegajoso y húmedo mezclado con un poniente insoportable que ahora echo de menos -a veces-, de madrugadas solitarias, cuando todos duermen y el relajante cantar de los grillos se mezclaba con el lejano ladrido de algún perro de la urbanización. Y todas las estrellas que no aparecen en el cielo urbano eran perfectamente visibles allí, como si ellas también estuvieran de vacaciones. ¿Dónde van las estrellas cuando no es verano?



Y en lugar de regalarte un libro cualquiera, te doy un libro de esos falsos, huecos, para que dentro metas algo, no sé, una petaquita para echar un trago secreto, algún recuerdo antiguo -aunque no te veo yo muy de guardar diogenéticamente según qué cosas-, algún dibujo recién pintado de los tuyos, o simplemente el vacío, que hoy en día estamos tan saturados de todo, que hasta se agradece un pedazo de insípida Nada para que hagas con ella lo que te dé la real gana. Espero que metas el "libro" entre tus estantes, entre dos libros de título rimbombante a ser posible, para que pase absolutamente desapercibido. Y para que así, alguna de esas miradas que tanto se dan en las bibliotecas, tan promiscuas, saltando de libro en libro, no detecte ese refugio especial y pase de largo, como se pasa de largo ante esos mendigos que tocan música que nadie escucha.

Te imagino desenvolviendo el libro, mirando su título, poniendo cara de "¿por qué cojones  testículos me regala este libro a mí?", y tu gesto de sorpresa cuando vieras que el libro está vacío...

Y a lo mejor lo que harías entonces es guardar el jazmín dentro del libro con un poco de tierra de tu jardín privado, hasta que florecieran más y más :-) ¡Qué buena idea! Al fin y al cabo ambos sabemos que de un buen libro siempre surge alguna que otra raíz.



jueves, 22 de abril de 2010

El Templo del Musgo







Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, el Templo del Musgo (koke dera) es un conjunto de jardines situado en la localidad japonesa de Kioto, antigua capital nipona. Fundado hace más de 1200 años como templo para resguardar las tres imágenes que representaban las divinidades de Amitabha, sufrió una serie de cambios, demoliciones, incendios y transformaciones hasta llegar a nuestros días. Actualmente, de los 21 subtemplos iniciales sólo quedan 3.






Curiosamente, Hosokawa Tadamori, el decimoctavo descendiente del guerrero que obtuvo los terrenos para construir el lugar, fue ministro de Japón desde 1993 hasta 1998. Tras dimitir, decidió alejarse de la política y se convirtió en ceramista para vasijas de la ceremonia del té. Pero no es el único: la familia Hosokawa ha tenido grandes artistas a lo largo de los siglos, desde poetas famosos (Hosokawa Yusai, que además era  un gran guerrero) hasta Hosokawa Tadaoki, hijo del anterior y uno de los siete sabios discípulos de Sen no Rikyu, maestro de la ceremonia del té.


Hosokawa Yusai, guerrero y poeta

El lugar en sí consta de dos partes: un estanque con la forma del kanji "kokoro" (corazón), cuyas islas representan la idea budista del paraíso...



...y un templo con su jardín de rocas, de unos 250 metros cuadrados en el que hay 15 rocas dispuestas. 


La colocación de las rocas tiene varias interpretaciones, desde una tigresa nadando por un río con sus cachorros, hasta las islas japonesas (empleando la arena como si fuera el agua del mar), pasando por los picos de montañas desconocidas que asoman tímidos por encima de una misteriosa capa de nubes. Se aconseja al visitante ignorar toda posible interpretación de las rocas, incluso no intentar ver formas o significados en ellas, simplemente contemplarlas y dejar el espíritu vacío y limpio. 


Precisamente una de las formas de limpieza y purificación es el tsukubai para lavarse las manos situado en el templo. 


Desde 1977, debido a la masificación de las visitas, hay partes que no pueden ser visitadas, salvo con un permiso especial que hay que pedir con mucha antelación y que cuesta más de 3000 yenes. Además, al visitarlo es obligatorio no sólo descalzarse, sino realizar una ceremonia budista que incluye rezar diversas oraciones y escribir una plegaria de casi 300 kanjis empleando pincel y tinta, detalle que me ha encantado. Parece que todo lo que hagas en la visita al templo está orientado a relajarse, por si no fuera suficiente con contemplar los hermosos jardines.


El musgo no forma parte del diseño inicial del jardín, sino que ha ido apareciendo con el tiempo, adornando los caminos y paisajes del lugar, conquistando e invadiendo silenciosamente con su encanto, su lentitud y su belleza todos los rincones mientras la lluvia lo alimentaba. Y es precisamente durante la estación lluviosa (junio/julio) cuando se aconseja visitar el jardín, porque es entonces cuando las más de 120 especies diferentes de musgo muestran al visitante todo su esplendor.




Aquí podéis visitar la página web oficial del lugar, con maravillosas fotos, perfectas para evadirse un momento.


lunes, 19 de abril de 2010

Últimas películas que he visto


Annie Hall


Vals con Bashir


Al final de la escalera


Cinema Paradiso


Death Proof


Planet Terror


V de Vendetta


Grand Hotel


Cuentos de Tokyo


Happy Together


The Reader


La naranja mecánica


Terciopelo azul


Saw

domingo, 11 de abril de 2010

Collage: "Where we dream"


Cuando la luna duerme, 
un hombre sueña cabizbajo. 
Sus sueños son como el guía 
que escapa de la mente. 
Como un pirata en busca 
de algún valioso tesoro
al que perseguir para nada.